Luis Guillermo Solís Rivera, politólogo,historiadoryacadémicocostarricensede 56 años, representante del Partido Acción Ciudadana (PAC), se convirtió en el Presidente Constitucional de nuestro país, al pasar de ser un “desconocido” a ganar la convención interna de su partido y resultar el candidato más votado en la historia nacional, al obtener en segunda ronda un millón 300.000 votos
Pocas horas después del cierre de las urnas electorales, el 6 de abril, y tras conocer los resultados preliminares, miles de sus partidarios tomaron la plaza Roosevelt en San Pedro para escuchar las primeras palabras del Presidente electo en las que prometió caminar por las rutas de la honradez, la equidad y la prosperidad para todo el pueblo costarricense.
Ante la bulliciosa multitud expresó: “El pueblo de Costa Rica que es sabio, ha recuperado la soberanía de su voluntad y ha depositado en nuestras manos, débiles e imperfectas pero voluntariosas, el mandato para el cambio. Lo asumiremos con respeto, alegría y determinación.
Hemos concluido ya una etapa que nos llevó del momento en que nadie conocía al candidato por la ruta de la alegría hasta una noche maravillosa como ésta. Más de un millón de costarricenses ha dicho sí al cambio y esa decisión constituye un punto de inflexión en la política costarricense. El pueblo decidió cambiar paradójicamente para que no le cambiaran su identidad.
Queremos un futuro para nuestra gente en donde se combinen de forma perfecta la necesidad de crecer y la absoluta obligación de construir la prosperidad y la riqueza en un marco de equidad y justicia.
Además, tenemos que hacerlo respetando a la naturaleza y potenciando sus enormes beneficios, defendiendo los derechos humanos de todos y todas las costarricenses, y siendo compasivos con los animales, nuestros hermanos menores. No más maltrato animal en Costa Rica.
Agradezco el trabajo de mucha gente que trabajó con dedicación, humildad y unión por las mejores causas, principios y valores de este pueblo. Lo hicieron de frontera a frontera sin reparar en un esfuerzo enorme.
Reconozco con humildad que esta maravilla de explosión cívica que se preveía ya en la primera ronda y que se ha consolidado en la segunda, no hubiera sido posible solo con el trabajo de un individuo y un partido, es ya el patrimonio de todos y todas las costarricenses.
Por eso también es necesario decir hoy que al finalizar esta ruta e iniciar la próxima, la bandera que ha de guiarnos una y otra vez por encima de cualquier otra, ya no será la bicolor del PAC, sino la inmarcesible tricolor de Costa Rica, que es la bandera más grande que nos acoge a todas y a todos.
Convoco entonces a la unidad nacional, al sentido de propósito que quisieron nuestros fundadores, desde el primer jefe de Estado hasta hoy. Que no haya más divisiones de las que deben prevalecer en una democracia, que no haya conflicto alguno que pueda dividir al pueblo costarricense en nuestra marcha al desarrollo.
«Es el momento del cambio, es el momento de la transformación, dejemos atrás los conflictos de otrora. La historia no debe olvidarse pero sí debe apartarse de ella las causas de la violencia que se expresa en pobreza y corrupción, que no debe vivir ya más en nuestra patria.
Pretendo con el favor de Dios y el apoyo de todos y todas hacer valer el cambio que el pueblo de Costa Rica demanda. Y lo haremos, compatriotas, de la mano de la gente, porque hay que decirlo: en este cambio de época que nos ha llevado de frontera afrontera no basta con el trabajo de un partido, ni con el talento de un gobierno”.