Costa Rica cuenta con una amplísima zona marino-costera, que por su fragilidad está experimentando cambios significativos, principalmente, por los efectos del cambio climático.
Esta problemática impacta directamente al menos a unas 100.000 personas que viven o desarrollan actividades en la franja de los primeros 200 metros de la línea de costa, a lo largo de unos 2.360 kilómetros, de los cuales 1.160 kilómetros están en el Litoral Pacífico.
Ante tal panorama, la Comisión Nacional de Prevención de Riesgos y Atención de Emergencias (CNE), el Ministerio de Vivienda y Asentamientos Humanos (MIVAH) y el Centro de Coordinación para la Prevención de los Desastres Naturales en Centro América (CEPREDENAC), desarrollaron un taller denominado “Análisis de Escenarios de Riesgo Marinos Costeros y Regulación del Desarrollo Urbano” con autoridades de los 14 municipios costeros del Pacífico y los comités de emergencia de zonas costeras.
El objetivo de la reunión, dijo Lidier Esquivel de la Unidad de Investigación y análisis de Riesgo de la CNE, es trasmitir información a las autoridades locales, con el propósito de establecer una agenda común que permita influir en el desarrollo urbano de las áreas costeras, tomando en cuenta el manejo de los riesgos y los potenciales efectos del cambio climático.
Por su parte, el presidente de la CNE, Dr. Iván Brenes Reyes, explicó que este encuentro evidenció la existencia de amplios y diversos espacios marinos que albergan innumerables recursos y generan servicios a todos los habitantes del país. No obstante, dijo, es necesario que las autoridades municipales incorporen la variable del riesgo, y establecer acciones comunes que reduzcan el impacto que generan los efectos del cambio climático en estas zonas.
Durante la actividad especialistas de la Universidad de Costa Rica y la Universidad Nacional desarrollaron charlas sobre temas fundamentales para las zonas marítimo-costeras de nuestro país, como “Proyecto de identificación de áreas vulnerables a Tsunamis”, “procesos marino-costeros”, “impacto del cambio climático en zonas costeras”, “planes de ordenamiento costero” y “manejo de ordenamiento de áreas silvestres protegidas”.
Estas zonas están siendo habitadas por numerosos asentamientos humanos, que desarrollan actividades comerciales y turísticas, las cuales impactan negativamente sobre una gran cantidad de ecosistemas, tales como manglares, arrecifes y pastos marinos entre otros, así como poblaciones migratorias y residentes de invertebrados, peces, tortugas, aves y mamíferos marinos.