Historia de la parroquia de Hojancha

La primera Iglesia de Hojancha se construyó en 1925, ubicada donde se encuentra el actual templo. Años más tarde cuando los feligreses vieron que ya era muy pequeña, se unieron y cooperaron para construir una más amplia y dotarla de un hermoso altar en madera.

Como resultado de esas luchas se logró que el 19 de marzo de 1964, Monseñor Román Arrieta colocara la primera piedra.

Los trabajos se iniciaron el 7 de febrero de 1965 con la ayuda de los vecinos de toda la parroquia y luego de concluidos el templo fue consagrado, por Monseñor Arrieta, el 1 de mayo de 1972 en un acto solemne y muy lucido.

Las imágenes de San José, la Inmaculada, el Santo Cristo, el Sagrario y los ornamentos fueron traídos de España.

Por solicitud del padre Vara ante la madre Josefina Meza Maya, de la Congregación de las hermanas Terciarias Capuchinas de la Sagrada familia, de Desamparados; logró que ésta Congregación destacara sus hermanas en esta parroquia.

Fue así como el 6 de marzo de 1972, llegaron las primeras Hermanas a trabajar por un período de tres años.

Hojancha, siempre ha sido una región muy católica y en aquel entonces colaboraba con el padre Misionero Román Arrieta Villalobos en su campaña, para construir el Seminario Menor de Tacares de Grecia.

Por ello, todos los años un corral, junto a la casa del señor, Régulo Barrantes Hidalgo, se llenaba de animales que eran donados al Seminario. Todo esto hizo que el Padre Arrieta se interesara por conseguir por parte de Monseñor Juan Vicente Solís, Obispo de Alajuela, la creación de la Parroquia de Hojancha, en el año 1961 y con ello el nombramiento del Padre Luis Vara Carro como párroco.

El legado de padre Vara

Con la llegada del padre Luis Vara Carro como párroco de Hojancha comenzó un gran impulso social y económico para  Hojancha y sus alrededores.

Los primeros años fueron duros para el Padre Vara, quien había encontrado una parroquia incipiente, con una comunidad en la que unas cuantas familias vivían bien y el resto de la población era gente muy pobre.

Las entradas económicas de la parroquia eran raquíticas pero el sacerdote se fue desenvolviendo con la ayuda de la familia de don José Joaquín Víquez y Erada Barrantes, quienes le proveían la alimentación mientras pernoctaba en una pequeña casa construida al lado de la ermita.

Una vez que el padre Vara se asentó en Hojancha, se propuso construir la Casa Cural en el año 1961.

El pueblo estaba consciente de esta necesidad, así que se abocó con empeño a colaborar en esta empresa. Los finqueros donaron los troncos para la madera, solamente hubo que pagar el aserrío; el maestro de obras fue don Salvador Coto quien con otros carpinteros como Amado Quirós Zeledón, algunos peones fijos y la colaboración de muchos vecinos construyeron la casa cural.

Sin duda aparte de la labor apostólica del Padre Vara su mayor legado radica en las lucha por lograr el progreso y crear instituciones que mejoraran el nivel de vida de los habitantes del más joven cantón de la provincia de Guanacaste.

Actualmente el padre Vara Carro, está al frente de la parroquia de Bagaces, donde de nuevo su actitud emprendedora dio como resultado la construcción de un nuevo templo en la cabecera de este cantón.