Qué difícil es hilvanar las ideas a la hora de elaborar un artículo de opinión, dentro de las actuales circunstancias que vive el país, especialmente cuando nos vemos enfrentados a una huelga de educadores que nadie con precisión nos puede indicar cuáles son sus orígenes, cuales son los verdaderos elementos de carácter tecnológico, político e incluso de corrupción de esta coyuntura que deja perdidas insospechadas al país, no solo desde el punto de vista económico, sino moral y coyuntural.
Parece mentira que hace poco más de un mes estábamos expectantes por la manera en que quedaría conformada la Asamblea Legislativa, así como saber quiénes serían las personas que terminarían de integrar el gabinete del Presidente Solís, cuáles serían las ideas que esbozaría en su discurso de toma de posesión y cuales decretos firmaría para iniciar su administración.
El panorama entonces parecía muy claro, un Presidente de la República sobrevaluado como resultado de obtener una cosecha de un millón trescientos mil votos y el mérito de haber logrado ganar el Directorio del primer poder de la República, gracias a no pocas negociaciones de los diputados del PAC con sus colegas del Frente Amplio y el PUSC.
Como dice el dicho “miel sobre hojuelas” teníamos un Presidente con un discurso encantador y una Asamblea en la que no encontraría escollos para echar a andar temas de vital importancia como Banca para el Desarrollo, Fecundación in vitro, ley de los territorios marítimos y costeros, solo por citar algunos de una larga lista. Que equivocados estábamos.
Claro que siempre estaba de por medio una huelga a la cual el ministro de Educación saliente le daba pocos días, como resultado de resolver algunos problemas derivados de la migración de un sistema de pagos que se hacía en un sistema de computo antiguo, a uno más moderno. Del otro lado estaba la esperanza de la nueva ministra de que todo se resolvería en unos pocos días y que los maestros, como coroneles y sargentos volverían a las aulas a dirigir a nuestro ejército de estudiantes en sus ilusiones de prepararse mejor.
Hace un mes se hablaba de la “luna de miel” del nuevo gobierno y el pueblo que lo eligió y como siempre se daba el beneficio de evaluar la labor presidencial cuando se cumplieran los primeros cien días.
Tanta era la alegría que el Presidente ordenó cortar la muralla de laureles de la india que impedía a los peatones y conductores ver la Casa de todos los costarricenses, como románticamente se le llama.
Las manifestaciones de júbilo, de transparencia y de cercanía con el pueblo motivaron a Luis Guillermo Solís a enarbolar la bandera de la diversidad en los jardines de la Casa Presidencial, para júbilo de algunos grupos y el repudio de otros, e incluso a visitar a los propietarios de casas vecinas para conocerlos y saludarlos, alentado por un principio muy noble y al parecer olvidado por la sociedad actual donde lo que prevalece es el deseo de amurallarse, no saludar, ni compartir con nadie que no sea familia o amigos.
Cuando esta edición del Periódico Guanacaste a la Altura salga a la luz es probable que la huelga continúe, porque tal parece que los educadores están dispuestos a estrangular algo o a alguien, no importa si es el desarrollo y el derecho a la educación que el país demanda.
No tiene discusión que con el salario de nadie se juega y que todo trabajador es digno de recibir su justa remuneración, pero tal parece que este problema es el resultado de lo que definimos como ingobernabilidad, que tienen miles de rostros en la administración pública y que abarca desde los dirigentes sindicales que nunca se han arrollado las mangas para trabajar y solo viven de ¿defender? posiciones y derechos a veces inauditos, aunque el resto de la sociedad se vaya al abismo.
Si no preguntemos ¿Qué tiene que ver una huelga de educadores con la amenaza de los dirigentes de los trabajadores portuarios de Moin de cerrar los muelles y dejar que las mercaderías de exportación se pudran en los contenedores?
Ingobernabilidad que una vez el ex presidente Abel Pacheco definió como la decisión que tiene un subalterno, una oficinista y hasta un conserje de no acatar una directriz emanada de la Presidencia de la República, de un ministerio o presidencia ejecutiva; y meter los documentos en una gaveta simplemente porque el jefe le cae mal o irse de vacaciones hasta un mes sin dejar instrucciones de cómo darle curso a los tramites que están a su cargo.
Definitivamente nuestro desarrollo se frena día a día por las zancadillas que nosotros mismos nos aplicamos. Tal vez eso cambie algún día pero mientras tanto como dijo un entrenador de la Selección Nacional de Futbol ¡A celebrar carajo!
¡Disfrutemos en nuestras pantallas o televisores viejos del campeonato Mundial Brasil 2014! y dejémonos llevar por ese dulce sopor que produce ver rodar una bola y festejar a todo galillo un gol, como millones de personas lo harán en todo el mundo. Después de esto… veremos qué hacer.