Cierre de la Extra ¿Crónica de una muerte anunciada?

El cierre de Diario Extra es un duro golpe para la democracia, aunque muchos lo interpreten como el simple cese de operaciones de una empresa cualquiera, afectada por problemas económicos, mala administración o juicios en su contra, pero si es cierto que la desaparición de un medio de comunicación es una pérdida para la sociedad, porque es una tribuna que se silencia.

El cierre de La Extra como fue conocido este medio de comunicación, que influyó en un alto porcentaje de la población y alcanzó tirajes diarios impresionantes en nuestro mercado de medios de comunicación duele, porque se une a la desaparición de otros medios impresos y a la amenaza de desaparecer que enfrentamos los medios de comunicación alternativos o regionales por factores económicos, el empuje cada vez más creciente de los medios electrónicos o simplemente por la falta de voluntad de instituciones o empresas de pagar espacios publicitarios, o lo que es más grave, por las dilatorias a la hora de pagar dichos espacios en el tiempo prudente, para cubrir sus costos de operación y continuar con sus ediciones regulares.

Aunque algunos estudios de mercadeo demuestren que los mensajes publicados en medios de comunicación alternativos o regionales escritos tiene un efecto positivo, por cuanto son muchos sus lectores y por su prolongada vigencia, así como porque concentran su información en hechos directamente relacionados con su entorno, el desinterés por pautar publicidad en ellos y otros factores de índole económica, los condena prácticamente a su desaparición.

La política de anteriores Gobiernos de no pautar en estos medios, como práctica legitima que tiene el Estado de apoyar a las empresas pequeñas en general y a las que editan periódicos impresos o en formato digital, también ha sido enormemente perjudicial; la Administración Chaves Robles anunció revertir esa política y democratizar la pauta, no obstante, dicho anuncio aún no se concreta.

Capítulo aparte merece la política del Ministerio de Hacienda de exigir la compra de servicios del Estado por medio de SICOP y aplicar un reglamento draconiano a los que incumplen con el traslado del impuesto al Valor Agregado sin que se haya percibido el pago de la factura, o las muchas declaraciones que hay que elaborar, siendo esto simplemente una condena a la desaparición.

Es hora de que las instituciones publicas que anualmente disponen de presupuestos para publicidad los ejecuten, para que los medios alternativos o regionales que cumplen con toda la normativa (inscrito en el Ministerio de Hacienda, al día en sus pagos con la Caja Costarricense del Seguro Social, que formen parte del Colegio de Periodistas y el Sello de Garantía y estén inscritos en SICOP) se mantengan como microempresas que ofrecen un producto-servicio y, que no mendigan del Gobierno “una ayuda” como creen y actúan muchos encargados de las oficinas de Comunicación institucionales.

Mezquino sería no solicitar el mismo tratamiento para los medios que utilizan las redes sociales y que desde luego requieren de ingresos para pagar los múltiples costos que demanda mantener una microempresa.

Cuantos más medios de comunicación se mantengan activos más se fortalecerá la democracia, la libertad de expresión y la ley de pesos y contrapesos del poder. Ojalá que la desaparición de Diario Extra no sea la muerte anunciada para otros medios escritos, porque, aunque resulte romántico, la desaparición de los medios de comunicación regionales o alternativa representa una pérdida para la libertad de expresión.