Tres lanchas son clave para que la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) ofrezca atención básica y especializada a los habitantes que residen en los territorios insulares ubicados en el Golfo de Nicoya.
Estas embarcaciones se emplean diariamente en el traslado de pacientes hacia el hospital Monseñor Sanabria de Puntarenas y viceversa, además para transportar medicamentos, equipo de laboratorio y diversos insumos médicos hacia las islas Venado, Caballo o Chira, que se localizan en esa zona del Pacífico Central. Cada traslado demora unos 60 minutos.
En estas lanchas también se trasladan los miembros del Equipo Básico de Atención Integral en Salud (Ebáis) que labora en las islas y el equipo de apoyo del área de salud como farmacéuticos, trabajadores sociales y otras profesionales que ofrecen sus servicios a los habitantes que residen en esas islas.
Marco Obando López, capitán de la lancha San Antonio, explicó que se siente muy satisfecho de su trabajo porque contribuye con la salud de sus coterráneos y dice que aunque no le gusta manejar la lancha ambulancia en la noche, porque se conduce casi a ciegas, si lo tiene que hacer lo hace, por el bien de los pacientes. “Toda la vida he manejado lancha”.
Con 20 años de laborar para la CCSS, asegura que el mayor trabajo lo realizan durante las mañana y se trata de una labor que conlleva una gran responsabilidad porque tienen que tomar en cuenta el peso que lleva la lancha, el tiempo, las corrientes y el viento, pues de ello depende la velocidad del desplazamiento.
Obando Pérez procede de una familia de pescadores de isla Venado y asegura que conoce el mar, por eso es que confiesa que si tiene que efectuar un viaje con el mar picado, de alguna manera lo hace porque primero están los pacientes.
Toda su vida han trabajado en el mar. Su padre fue quien los enseñó a manejar lancha y esa ocupación es la que ha tenido casi toda la vida y ahora como empleado de la CCSS disfruta su trabajo porque es el que le permite llevar sustento a su familia.
En sus 20 años de ser funcionario público, solo recuerda una anécdota que no olvida: fue cuando le correspondió trasladar a dos pacientes heridos de bala y la lacha sufrió un desperfecto poco antes de llegar a Puntarenas. A cómo pudo lo resolvió y logró poner en marcha la lancha y los pacientes pudieron llegar al Monseñor Sanabria.
Los tres choferes de lancha que tiene la CCSS acreditan una vasta experiencia en esta ocupación y ellos además se han capacitado en primeros auxilios. “El mar es mi vida. Nosotros no lo tenemos miedo”, comenta orgulloso Marco Obando López.
Escrito por María Isabel Solís Ramírez