Alcaldía de Nicoya pide respeto para los agricultores de la pampa

La Alcaldía de Nicoya lanzó un llamado de atención para evitar que las semillas de maíz transgénico invadan las fincas de la provincia pampera donde desplazarían la producción de los agricultores locales.

De acuerdo con el Alcalde de Nicoya, Marco Jiménez; el maíz criollo constituye la base de una buena parte de la alimentación de los guanacastecos y; especialmente, de los pobladores de este cantón que se caracterizan por su longevidad.

“Los guanacastecos siempre nos hemos caracterizado por ser productores de semillas criollas y esa tiene que ser nuestra tradición. Nuestros longevos han superado los 80 años, incluso los 100 años y, eso lo han demostrado estudios científicos, que demuestran que el maíz natural ha beneficiado en la alimentación de nuestros adultos mayores, eso nos ha valido que nos den el sello de Zona Azul del Mundo”, indicó el Alcalde.

En la demografía se conoce como “zona azul” a las regiones donde los habitantes suelen sobrepasar el promedio de edad de mortalidad y sobresalen por alcanzar edades avanzadas en condiciones de salud óptimas.

Junto con Nicoya (Costa Rica) también están calificadas como “zonas azules” Cerdeña (Italia), Okinawa (Japón) y Loma Linda de California (Estados Unidos), entre otros sitios.

Según explicó Jiménez, la llegada de las llamadas “semillas de laboratorio” modificadas genéticamente amenaza el modo de vida de miles de agricultores, que; además, de la competencia desleal de las importaciones producto de la apertura comercial, ahora también deben enfrentarse con poderosas compañías transnacionales, y, afectan la zona azul y sus habitantes.

“Esta Municipalidad se opone rotundamente al uso de la semilla transgénica, pues somos Zona Azul de mundo, y, el maíz criollo ha sido el alimento vital y fundamental para que tengamos el mayor número de longevos, porque se ha demostrado que su alimentación ha sido con base en ese grano”, añadió Jiménez.

Para el representante del gobierno local nicoyano, es necesario que las diversas organizaciones del sector agrícola formen un frente común para evitar “a toda costa” la llegada del maíz transgénico a Guanacaste.

“La apertura comercial es un arma de doble filo, siempre nos la tratan de vender con el cuento de que beneficiara a los productores locales, pero al final de cuentas, quienes sacan la mayor tajada son empresas y grandes cadenas de supermercados, ya tenemos ejemplos clarísimos de esas acciones, como el caso de los frijoleros de la Zona Norte o los productores de carne de cerdo, porque en lugar de comprar localmente, esos comercios importan el producto y mandan el precio local a los suelos, al final de cuentas el gran perjudicado es el trabajo del campo costarricense”, explicó Jiménez.

Colaboración de Luis Castrillo